Tengo amigos que son como
cebúes
grandes, inmensos, sanos, luminosos:tienen la fortaleza de cien osos.
Tengo amigos que alejan los tabúes
de la ciudad hipócrita y demente
—y su propia verdad es diferente—.
Tengo amigos que son como la playa
y arena de mi noche taciturna:
ellos son como Dios en hora diurna.
Y tengo amigos, ¡vaya donde vaya!
Y podemos cruzar la inmensa raya
de la imaginación tenue y nocturna.
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