sábado, 21 de septiembre de 2019

El conjuro


Esos versos que tocan a mi puerta,
que de noche se vuelven escultura,
me suplican que tome su figura
y maquille su rostro. (La desierta

y noctámbula forma sigue abierta
al capricho total de mi locura.
La convierto en vital literatura).
¡Es magnífico! Entonces, vive alerta

el romance grandioso del soneto
que se escribe de noche y sin apuro.
Melodías se escuchan en mi casa.

(Y las rimas murmuran: «El sujeto
sigue loco. No sabe que el conjuro
se parece a la vida…y todo pasa».).


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