La
mujer es un arpegio
de emociones encontradas
y perfectas pinceladas
de razón y privilegio.
y perfectas pinceladas
de razón y privilegio.
La
mujer —con porte regio—
es amor, razón, ternura.
es amor, razón, ternura.
Es
la divina figura
más perfecta de la tierra,
es la que siempre se aferra
más perfecta de la tierra,
es la que siempre se aferra
a
brindarnos la cordura.
La
mujer nos da la vida,
nos
amamanta en su pecho,
nos
da calor en su lecho
como
una llama encendida.
La
mujer es precavida
en
cualquier enfermedad.
Es
esa serenidad
en
las noches de tormenta;
es
la palabra que alienta
si
llega la soledad.
Mujer
es aquella esposa
que
siempre lucha contigo:
te
aconseja, te da abrigo
de
manera silenciosa.
Es
fragancia de una rosa
rodeada
de tanta espina
en
la existencia mezquina,
y
de eso, no espera nada.
La
mujer está alumbrada
de
bondad, mientras camina.
Es
esa perfecta guía
que
merece un gran respeto;
es
un preciado amuleto
que
acompaña noche y día.
Es
dulzura y simpatía
en
un camino temible.
Su
esperanza es más sensible
ante
los ojos de Dios.
¡Como
una mujer no hay dos!
¡Es
un tesoro increíble!
Esta décima se publicó en el libro «Con aroma de mujer».
No hay comentarios:
Publicar un comentario