Mi estimado Eloy Jáuregui: Te escribo
con afecto peruano y admiración.
En tu voz limeñísima percibo
la enseñanza más clara. La emoción
que transmites en ECA, la recibo
como una suave y crónica pasión.
Espero, buen Eloy, que en el estribo
del mundo sigas siendo inspiración.
El hombre que transita en la enseñanza
se merece el respeto de los años
y versos elogiosos (sin engaños).
Pregunto, buen Eloy, siempre en confianza:
¿El que llega a perder toda cordura
puede escribir mejor literatura?
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