lunes, 23 de octubre de 2017

El decimista y el poeta


El decimista y el poeta (I)

Las ocasiones en que estuve presente en varios eventos referidos a la décima peruana, me encontré con esa pequeña –aunque maliciosa– diferencia. Dícese que la persona que escribe décimas no puede ser considerada poeta o viceversa; y ¿por qué? ¿Cuál es el punto de partida de aquella disputa por ese nombre, por esa proclama tan equívoca de algunos “cabezotas”, o de algunos círculos que no entienden que no hay diferencia conceptual que avale tal pensamiento?
La décima (de Espinel o Mal Lara), creada desde el siglo XVI, es una forma estrófica que consta de diez versos octosílabos, y hasta ahora continúa vigente con más arraigo en muchas partes del mundo.  Se practica en sus distintas ramas: sea escrito o improvisada, incentivando así la parte cognitiva y sensorial de los poetas. Por alguna razón ( y creo tener una vaga respuesta) me temo que se ha tomado por décima a la forma tradicional y picaresca: se piensa que el decimista es un señor bufonesco que, sencillamente, hace parodias de algunos aspectos de la vida.
La vanguardia de la poesía: aquella que escapa de la estructura métrica, metafórica, clásica de cualquier verso, tan afamada de los franceses tales como Charles Baudeleare, Rimbaud, Verlaine, ha roto, desde ahí, con el patrón al que muchos de los poetas estaban acostumbrados. Es así que la poesía ha tomado un claro vuelco hacia el modernismo, y de ello no se ha escapado la décima en la actualidad.
Considerando que la décima sigue siendo parte de una corriente literaria tan afamada, podría decir que ha ido promulgándose  en la forma de expresar las emociones, los pensamientos. Ya lo decía Carlos Ramírez Soto, uno de los escritores más representativos de Lambayeque, y al que tanto aprecio tenía, que la décima es poesía, en todo el sentido de la palabra.
La tendencia al humor burlón, canallesco de los peruanos con respecto a la vida, ha hecho que su aporte a la poesía octosilábica haga que el público recree esa falsa imagen. Lo digo, con tal convicción, como una forma de reivindicación a ese absurdo concepto que se está calando cada vez más en el pueblo.
Habría que expandir el verdadero concepto entre un poeta (decimista, versolibrista, etc)  para asegurarnos que las dudas que hay entre dos personas que son una, se disipen. Rubén Darío y Vicente Huidobro (modelos distintos de poesía), siguen siendo poetas, y no surreal y modernista, dicho sea de paso. El concepto de poesía es uno solo, único en su especie: la humana.  

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