Cuando pienso en ti, Perú Negro,
un cajón golpea mi alma.
Un Zamba Malató recorre mis
venas,un cajón golpea mi alma.
como si mi color se fundiera con los tambores.
Y quiero ser el tiempo en cada uno de tus bailes,
en cada Toro Mata que suaviza la piel,
en cada Jolgorio que aviva la peruanidad,
porque yo también soy Perú Negro.
Y si los hijos zapatearan eternamente…
Y si los padres zapatearan eternamente…
Y si esos grandes maestros fueran eternamente negros,
yo sería más peruano y más afro…
Porque yo te siento en cada respiración,
en cada TututúnTatatá, en cada cadereo
de negritud que se libera por los siglos de los siglos.
Cuando pienso en ti, Perú Negro,
viene a mi mente el color de la alegría.
Y me convierto en tierra, en aire
solo para oler a ti.
¡Y suena el cajón! ¡Ajá…! Y las guitarras
me dan las buenas noches,
y mi cuerpo viaja al infinito con cada
bordoneo que me regalas.
Y es que hueles a Perú
en cada sonido de bongó, Yembé y cajita,
en cada expresión sonora de tu nombre.
Eso eres (y más diría yo), Perú Negro, para mí.
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