martes, 26 de noviembre de 2019

Los sonetos de la noche


Me gustan los sonetos de la noche
que llegan en mi mente de poeta:
entablan sus reuniones con bebida
caliente y con retazos de silencio.

Sensibles, como abeja en su panal,
esperan endulzar cualquier espacio;
me muestran su silueta parnasiana
y exigen que los plasme en mi locura.

No quiero que se cubran de asonantes,
o frases consonantes muy melódicas;
las rimas, muchas veces, son las nubes

que opacan el claror de la mañana.
La lucidez poética es tan frágil
que llena de belleza los caminos.


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