Haré de cuenta que mi ilusión está a la deriva,
que soy indiferente con los pájaros
y los peces.
Asimismo me veré caminando entre hombres
de poca luz, de harta sombra,
y los llamaré hermanos para no parecer distante.
Me hablarán del dragón que danza en el cielo
y del ángel que dormita en el mar.
Seguiré creyendo que somos uno: los pájaros, los
peces y yo.
Es que prefiero tanto el azul…
Es que entre el cielo y la tierra hay poca
distancia: el ser.
Es que amo a los hombres hermanos, a los que danzan
con la luz de la luna y se mimetizan con el perfume
de las flores.
Por eso soy indiferente con los pájaros y los peces:
es que somos uno solo. Somos uno con el mundo
y el mundo es uno con mis pensamientos.